lunes, 7 de noviembre de 2011

Rejoneo

El toreo es un deporte muy antiguo pero su forma actual se remonta a la Edad Media en Europa. En el siglo XI ya era un deporte muy popular que atraía espectadores. Fue prohibido por el Papa en 1558 debido a su enorme popularidad ya que era de extremo peligro para el caballo, jinete y toro. El toro se mataba con el rejón, la garrocha o con una lanza corta cargada por el rejoneador montando a su caballo.
La corrida de toros a caballo sobrevive en Portugal y en algunas partes de España y América.
Los caballos de rejoneo han sido sometidos a una doma y entrenamiento singulares con el fin de que pierdan el miedo, que les es natural, ante la presencia del toro y, además, "aprendan a torear". Los caballos son entrenados con las artes básicas de la alta escuela. "Al enfrentar al toro en la plaza, el arte del rejoneo obliga al caballo entrenado a la manera andaluza a ejecutar todas las figuras o suertes hasta la herida mortal o rejón."
El caballo de rejoneo es entrenado incansablemente porque el rejoneador sabe que la lidia de un toro puede acabar en la muerte del caballo, del jinete o de ambos. Se mide al rejoneador no sólo por su capacidad para clavar certeramente y salir airoso de los encuentros con el toro, sino, y fundamentalmente, por la doma y torería de sus caballos.
La raza base más utilizada es la española-andaluza, de origen árabe, generalmente tordos (que mezcla el pelo negro con blanco), cabeza y alzada medianas, cuello de crin abundante y densa, largo de lomo, poderoso de cuartos traseros y de patas vigorosas y recias. Los de más rancio abolengo son los denominados Cartujanos.
Las cruzas con caballos foráneos, de otras razas y condiciones, preferentemente con caballos de pura raza mezcla de yeguas inglesas y sementales orientales han producido caballos valerosos, fuertes y muy rápidos, que suelen utilizarse en el primer tercio; el denominado árabe, más pequeño, pero veloz de reacción, se monta en el tercio de banderillas y, por último, los españoles puros para el tercio de muerte.
Las condiciones y características del caballo de rejoneo son la fortaleza y velocidad considerables, así como rapidez de reacción y una condición peculiar, "tener corazón", es decir, una valentía pareja a la del torero ante la cara del toro.

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