lunes, 9 de abril de 2012

Trucos para caballos

AGUAS EN LAS OREJAS:
A la hora de asear al caballo, debemos tener en cuenta que es totalmente necesario que el agua no le alcance las orejas.
El agua en las orejas le provocará la pérdida total del equilibrio, pudiendo llegar a desplomarse contra el suelo en el acto.
Alargar el Tranco: Si queremos que nuestro caballo alargue el tranco, existe un sencillo truco que puede sernos útil:
1- Armaremos dos caballetes, colocándolos inicialmente a una distancia inicial de 1,35 metros uno del otro.
2- Pasamos al caballo a un trote animado, unas cinco veces por ambas manos. Una vez realizado el ejercicio, pasaríamos a ir aumentando la distancia entre los caballetes, cada vez más alargado y continuamos practicando con el animal.
3- También podemos proceder a ir elevando los caballetes con el fin de conseguir un tranco más largo y levantado.
Atravesar el Agua: Por naturaleza el caballo tiene miedo al agua; un temor que se acentúa si no es capaz de apreciar el fondo. Debemos intentar acostumbrarle para que no se convierta en un problema.
 
TRUCO:
- Debe salir a pasear con el caballo en los días de lluvia, verá como el agua no le hace daño y se acostumbrará a pasar por encima de los charcos, ya que cuando el camino está inundado siempre terminará por avanzar por los caminos llenos de charcos.
- Oblíguele a pasar por encima de los pequeños lagos, aunque sea con la ayuda de otras personas que empujen del animal. Para ello, le recomendamos que lo haga de la manera que aparece en el dibujo.
- Una vez dentro del agua, conviene que le mande parar y que le acaricie, para que note que no pasa nada y pierda el miedo inicial.
- Tenga en cuenta que el caballo entrará mucho más fácilmente en el agua si tiene sed.
- Tenga cuidado: si un caballo patea en el agua, seguramente se va a tumbar, puede evitarlo obligándole a avanzar.
Conocer el peso de nuestro caballo es una cuestión de importancia en algunas ocasiones; como por ejemplo, a la hora de suministrarle determinados medicamentos (cuya cantidad suele calcularse en función del peso del animal), o simplemente para administrarle la comida que realmente necesita .
Pero no siempre resulta fácil calcular este peso, debido a la envergadura de nuestro animal. Existe un método bastante sencillo para conseguirlo; se trata del método del veterinario Crevat que se basa en la medición del perímetro torácico.
Tomaremos esta medida al nivel de la novena costilla (justo detrás de la cruz); y la expresaremos en metros, con dos decimales.
La fórmula que debes aplicar para calcular cuando puede pesar tu caballo es la siguiente:
Peso en Kilogramos = Perímetro torácico x Perímetro torácico x Perímetro torácico x 80.
En ocasiones nuestro caballo necesitará utilizar vendas de reposo. Éstas pueden ser enormemente útiles en determinadas situaciones, pero para sacarles el mejor partido resulta imprescindible que sepamos colocarlas correctamente.
Es preciso colocarlas sobre protecciones acolchadas, siguiendo los siguientes pasos:
Comenzaremos dando dos vueltas “muertas” a media canilla.
Enrollamos después cruzando las vueltas, hasta la parte baja de la cuartilla.
Continuamos subiendo, de modo que el enrollado finalice arriba, con la juntura colocada en el exterior.
Practique un par de veces, para conseguir finalizar a la altura correcta.
Una crin limpia y brillante puede modificar casi al cien por cien el aspecto de nuestro caballo, mejorándolo totalmente.
Existe una receta casera, muy sencilla, que podrá serle de gran ayuda para este fin. Mezcle en un recipiente:
Una cucharada sopera de aceite de hígado de bacalao.
Una cucharada sopera y media de flor de azufre.
Diez cucharadas soperas de aceite de oliva.
Proceda a lavar las crines y después aplique esta mezcla con un cepillo.
Deje secar correctamente, podrá comprobar como las crines brillan, incluso con abundantes reflejos.
En ocasiones es útil que nuestro caballo permanezca quieto sin estar guiado por el jinete y sin que tengamos la necesidad de atarlo, para evitar esto haga lo siguiente:
Ate una cuerda al bocado del freno.
Cuando el caballo trate de avanzar, tire de la cuerda desde detrás, sin que le vea.
De esta forma el caballo, que se cree solo, recibe la orden de estar parado sin saber de quien viene. Si repetimos la operación varias veces, conseguiremos que permanezca inmóvil incluso sin contar con nuestra vigilancia.
Saber si nuestro caballo ve bien: Muchos cuidadores comprueban la buena salud visual de su caballo acercando la mano al ojo del animal.
Esta no es una buena forma de hacerlo, puesto que sin duda cerrará el ojo, impulsado por un acto reflejo, lo cual no tiene por qué significar que el caballo vea bien.
Aunque no vea por ese ojo, el caballo lo cerrará, impulsado por el pequeño movimiento de aire que provocaremos.
El método más adecuado para realizar la comprobación es acercando un único dedo al ojo, de forma pausada y sin movimientos bruscos que generen aire. Si haciéndolo así el caballo cierra el párpado, podremos estar seguros de que ve por ese ojo.
En ocasiones es conveniente que el caballo se mantenga tumbado, fundamentalmente después de un accidente para evitar que se lesione o para hacerle las curas pertinentes
Truco:
Ponga una rodilla en la testera del caballo y la otra sobre el extremo de su cuello.
No le tape la visión: podría asustarse y ponerse nervioso.

Además tenga en cuenta que deberá separarse cuando el caballo se vaya a levantar ya que sino puede lesionarle sin querer (necesita espacio para ponerse en pie).
La forma oficial de medir a un caballo es tomando como referencia la altura de su cruz: mediremos desde el suelo hasta la cima de su cruz, punto que es fijo en un caballo que esté de pie.
Así suele suceder que dos caballos de la misma talla parezcan muy diferentes. Esto nos lleva a contradicciones como que un caballo pequeño que tenga una cruz peculiarmente salida, será de un tallado más grande que otro que pueda parecer mayor pero que tenga la cruz hundida.
En definitiva, la forma oficial de medida no tiene porque estar relacionada con la altura aparente del caballo
Lo primero que debe tener en cuenta es que, para que el nombre sea fácilmente reconocible por el caballo, debe ser lo más breve posible, de dos sílabas a poder ser. Si no es así conviene ponerle un sobrenombre (que se aproxime lo más posible al nombre verdadero).
Para que lo reconozca podremos valernos de este truco: Ataremos al caballo en un lugar en el que se encuentre solo;
Pronunciaremos su nombre sin que nos pueda ver, a lo que él reaccionará por pura curiosidad.
Después iremos hacia él y le daremos una golosina.
Debemos repetir esta acción varias veces, de forma que el caballo terminará por asociar a ese nombre una sensación agradable, por lo que responderá a él.No debemos olvidarnos nunca de dar una pequeña recompensa al animal por su respuesta, aunque sea simplemente en forma de caricia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario